En medio de un gran bostezo, la flor que había trabajado con tanta perfección, dijo;
-Ah!, perdóname... Recién me despierto... Todavía estoy despeinada.
El principito en un estado de máxima admiración exclamó:
-Eres hermosa!
-Es cierto. He nacido al tiempo que nació el sol.
El principito notó que era muy poco modesta, pero... era tan conmovedora!
-Si no me equivoco, creo que es hora de desayunar-dijo la flor- Serías tan amable de acordarte de mí?
|